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No es fácil romper con tu pareja narcisista, cuesta romper el vínculo que has construido con ella. A pesar de que ves claramente que te hace daño, no sabes por qué no te alejas de ella, y el no tener el valor para hacerlo te tortura aún más.
Hay mucha gente que te dice aléjate de quien te maltrata, de quien no dibuja una sonrisa en tu boca. Pero no es tan fácil romper el vínculo, aunque sea un vínculo traumático.
Te enamoraste de él o de ella, y cuando empezó el maltrato no te lo podías creer. Y aún hoy sigues intentando justificar su comportamiento o no viéndolo.
Sigues a su lado porque aunque te humilla y maltrata, también tiene sus cosas buenas, y después de abusar de ti, se arrepiente y te dice que te quiere. Tú tratas de mantener al narcisista contento para que no saque su ira y la lance contra ti. Vives hipervigilante, con miedo al próximo arrebato.
Pero los momentos de cariño e intimidad con el abusador que tanto anhelas aparecen de vez en cuando, y te da esperanzas de que a partir de ese momento va a cambiar. Pero eso nunca sucede, pues tras ese breve momento de vínculo, de nuevo el narcisista te muestra el frío distanciamiento y el abuso emocional.
Vivir bajo la constante amenaza de abuso físico, emocional, sexual, psicológico, mental y espiritual, mezclado con la amabilidad ocasional, proporciona el comportamiento intermitente requerido para desarrollar la vinculación traumática.

Crees que no hay escapatoria y aprendes a vivir en modo supervivencia, recurriendo a la disonancia cognitiva, o autoengaño para sobrevivir los abusos.
La disonancia cognitiva, autoengañarse, te reduce estrés, lo que fortalece el vínculo con tu abusador hasta el punto de llegar a defenderlo.

Con el sentido del yo erosionado o disminuido, y aislada de otras personas, te apegas con fuerza a tu abusador en busca de un poco de amor, de un poco de validación, de ese gesto “amoroso” que te devuelva tu identidad personal, que te diga que no eres una persona tan inadecuada como estás empezando a creer, sino alguien valiosa y digna de amor y respeto.
Los gestos “buenos” ocasionales del narcisista te han arrastrado a una situación de abuso crónico y a una dependencia emocional de él.
El vínculo traumático, se basa en la dependencia y va borrando tu propia identidad.
El Vínculo Traumático es la gran cadena que te impide dejar al narcisista
La Teoría del Vínculo Traumático, desarrollada por Dutton en 1995, se basa en dos parámetros fundamentales:

Desequilibrio de poder.

El maltrato, lo entendemos como una relación de poder asimétrica, en la que una persona genera una relación de coacción, poder y daño frente a otra persona. Lo que explica esta teoría es que cuando una relación es asimétrica, cuando existe un desequilibrio entre ambas partes, empieza a aumentar la valoración negativa de la parte desfavorecida, aumentando así su dependencia de la fuerte. Tiene su lógica el asunto: si yo me siento vulnerable, no válida, necesitaré de alguien que me dé esta valía.

Intermitencia del maltrato.

Esto puede explicarse a través de las fases de la violencia (acumulación-explosión-endulzamiento). No sabes cuándo podrán maltratarte. La fase de endulzamiento te desconcierta y refuerza tu idea de “mi pareja puede cambiar, puede ser bueno”, fomentando así la perdurabilidad de la relación ya que te crea la esperanza de que pueda cambiar. Esta conexión emocional intermitente produce gran desasosiego y confusión en la víctima.
La secuencia repetitiva de abuso-dar migajas-abuso, te provoca una montaña rusa de emociones, desencadenando la liberación de cortisol, la hormona del estrés, y también de dopamina, la cual aparece cuando se recibe afecto.
Tu cuerpo se vuelve adicto a este cambio de emociones. Cuando estamos buscando algo que queremos, algo que alguna vez tuvimos, el cuerpo se vuelve dependiente de ello. Desesperadamente buscas la aprobación de tu pareja, necesitas tu dosis dulce de él, quedando así atrapada en un vínculo que te asfixia.
Por esta “adicción” es que tanto te cuesta romper el vínculo con tu pareja narcisista a pesar de saber que te hace daño. Incluso cuando te separas de él físicamente actúas de igual manera. Sigues viviendo en esa montaña rusa de emociones, porque como vas a ver más adelante eres adicta a ella. Necesitas estar abajo para luego subir.

Pero siempre puedes salir de esta unión que te atrapa. Comenzar a reconocer lo que esa persona narcisista te hace y ver las heridas que te deja, el SINDROME DE LA VICTIMA NARCISISTA, es fundamental para empezar a sanar a encontrar la gran persona que eres.
SI lo deseas te acompaño en este camino de Recuperación del Abuso Narcisista a través de mi libro COMO SANAR DESPUES DE UNA RELACION TOXICA, de donde está extraído este texto.

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