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Puede que te ocurra muchas veces que te ves diciendo Sí cuando quieres decir No, o haciendo lo que los demás te piden, accediendo a sus deseos casi sin ser consciente. Lo haces ya de manera automática, se ha convertido en un hábito en ti.

Es una experiencia confusa, porque por un lado te duele ceder siempre ante los demás y que los otros se salgan con la suya, pero al mismo tiempo sientes alivio al hacer cosas para otros.

¿Te has preguntado alguna vez por qué te cuesta tanto hacer lo que quieres hacer?  por qué cedes a los deseos de los demás-

¿Eres de los que haces algo, o cedes ante las peticiones de otra persona porque no soportas decir “no”, y al hacerlo te sientes frustrado por no seguir tus deseos, pero a la vez sientes sensación de alivio por haber ayudado?

¿Y de dónde viene esta confusión? De tu mente, tu cerebro.

Cada vez que de pequeño te sacrificabas por tus padres, los complacías, te sentías bien porque recibías su atención. Así que aprendiste a satisfacerlos para recibir un premio, “la atención” o su amor. Para ser el niño bueno o aceptado, complacías a tus padres sin escuchar realmente si era lo que querías. 

Por ejemplo, ponte ese pantalón para ir a una fiesta, y te lo ponías aunque odiabas como te quedaba. O cuando hacías todo lo que tu madre te pedía, aunque sabias no estaba bien y no querías hacerlo, pero lo terminas haciendo para que no se enfadara.

 Tu cerebro ahora sigue actuando de la misma manera, para sentir placer o satisfacción actúa atendiendo a los demás con un comportamiento sumiso, ya que cree que así va a obtener atención. Crees que por atender a los demás, te van a querer.

Digamos que el comportamiento codependiente “enciende” un centro de placer en el cerebro. Cuando eres recompensado por sacrificarte por otra persona, tu cerebro dice «¡QUIERO MÁS!». Quieres más atención y por eso te olvidas de ti atendiendo a los demás aunque después de hacerlo te sientes mal contigo porque no es lo que realmente querías.

El problema es que este comportamiento sumiso aprendido de pequeño se convierte en tu forma de actuar en la vida, ya que tu cerebro “necesita” sentir el alivio que le da el recibir atención.

Se han establecido en tu cerebro unas conexiones neuronales  de recompensa del comportamiento codependiente. 

Pero por favor no te preocupes ahora más por esto, son comportamientos que has tenido hasta ahora, y que desconocías los tenías. Una vez los haces conscientes, puedes empezar a trabajar en ellos para poder cambiarlos y decidir siempre lo mejor para ti, sin la necesidad de priorizar a los demás.

Siempre es buen momento para trabajar en ti y tu reconstrucción cognitiva, para eliminar de ti esos pensamientos que grabaron y encontrar los tuyos propios. SI lo deseas te acompaño y guio con ROMPE CON TU CODEPENDENCIA:DEJA DE SERVIR A LOS DEMAS Y AMATE

Luchas por ver quien eres y todo lo que vales. Lo mereces.

 

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