El trastorno narcisista de la personalidad (TNP) es una forma de narcisismo patológico, diagnosticado por primera vez por el psicoanalista Heinz Kohut en 1968. Se trata de un patrón rígido de conducta que impulsa una búsqueda permanente de autogratificación. Se caracteriza por un grandioso sentido de auto importancia , una necesidad insaciable de atención y una falta crónica de empatía. Anteriormente era conocido como Megalomania.
Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales , DSM, el Trastorno de la Personalidad Narcisista, TPN, es un trastorno de la Personalidad del grupo B.
Según este manual el diagnóstico de una persona con Trastorno Narcisista de la Personalidad es:
Un patrón general de grandiosidad (en la imaginación o en el comportamiento). Una necesidad de admiración y una falta de empatía que empiezan al principio de la edad adulta y que se dan en diversos contextos como lo indican cinco (o más) de los siguientes puntos:
- Tiene un sentido grandioso de su propia importancia. Lo absorben fantasías de éxito ilimitado, poder, brillantez, belleza, o amor ideal
- Se considera especial y único: solo puede ser comprendido por, y solo debería asociarse con, otras personas especiales o de alto estatus personal o institucional.
- Requiere excesiva admiración (es un síntoma que denota una baja autoestima y una gran preocupación por hacer bien el trabajo y por cómo son vistos por los demás).
- Tiene un sentido exagerado y no equitativo de sus propios derechos. Piensa que se le debe todo.
- Es muy pretencioso, con irrazonables expectativas de un trato especialmente favorable o de una aceptación automática de sus deseos.
- En sus relaciones interpersonales es explotador. Se aprovecha de los demás para conseguir sus propios fines (espera que se les dé todo lo que desee, sin importar lo que ello suponga para los demás, y puede asumir que los demás están totalmente interesados en su bienestar).
- Carece de empatía y es reacio a reconocer o identificar las necesidades y sentimientos de los demás.
- Es frecuentemente envidioso de los demás o cree que los demás le tienen envidia (pueden llegar a devaluar a personas que hayan recibido una felicitación al pensar que ellos son más merecedores de la misma).
- Muestra actitudes y comportamientos arrogantes y altivos o prepotentes.
Si te peguntas si tu madre, pareja, jefe,… es una persona narcisista decirte que la primera persona que escribió una guía para identificar a las personas narcisistas fue la Dra. en Psicología clínica (especializada en el trastorno narcisista de la personalidad) Elsa Ronningstam en su libro “Identifying and understanding the narcissistic personality” de 2005.
Podemos decir que las personas que sufren este trastorno narcisista, no son capaces de entablar relaciones intersubjetivas, porque los otros para ellas no son sujetos, sino objetos a manipular para obtener lo que quieren. Principalmente «objetos» que confirmen sus sentimientos de grandeza por medio de la admiración.
El tipo de personalidad narcisista se mide a través de cuestionarios como el Inventario de Personalidad Narcisista (NPI), la escala más utilizada, que también se puede usar para evaluar el trastorno de personalidad narcisista.
Orígen del trastorno narcisista
Las teorías clínicas del narcisismo, como las de los psicoanalistas austriacos Heinz Kohut y Otto Kernberg, postulan que el narcisismo adulto tiene sus raíces en las experiencias de la primera infancia. Tanto Kohut como Kernberg se centran en las relaciones parentales tempranas como la génesis del trastorno de personalidad narcisista de un adulto. Ambos ven el narcisismo como un defecto en el desarrollo de un saludable e independiente “Yo”.
Según Kohut, el yo del niño se desarrolla y gana madurez a través de las interacciones con otros (principalmente la madre) que le brindan la oportunidad de obtener aprobación y mejorar, e identificarse con perfectos modelos de conducta.
Los padres empáticos contribuyen al desarrollo saludable del yo del niño de dos maneras. Primero, proporcionando un reflejo que fomenta un sentido más realista del yo. En segundo lugar, los padres revelan limitaciones en sí mismos que llevan al niño a internalizar o asumir una imagen idealizada que es realista y posible de lograr.
Los problemas se presentan cuando los padres no son empáticos y no proporcionas la aprobación y los modelos de rol apropiados. Según Kohut, el narcisismo es, en efecto, una detención del desarrollo: una parada en el desarrollo del niño en lo que era una etapa normal y necesaria. El resultado de una crianza con padres no empáticos es que el yo del niño sigue siendo grandioso y poco realista. Al mismo tiempo, el niño continúa idealizando a otros para mantener su autoestima a través de la asociación.
En contraste, la teoría de Kernberg sostiene que el narcisismo es una defensa. Es el resultado de la reacción del niño ante la frialdad y la falta de empatía por parte de los padres, quizás debido a su propio narcisismo. Según Kernberg, el niño se vuelve emocionalmente hambriento y responde con rabia a la negligencia de los padres. Desde este punto de vista, la defensa narcisista refleja el intento del niño por refugiarse en algún aspecto del yo que evoca admiración en los demás, una defensa que en última instancia da como resultado un sentido de sí mismo grandioso e inflado. Los narcisistas, en opinión de Kernberg, son grandiosos por fuera pero vulnerables y cuestionan su autoestima por dentro.
Las teorías de Kernberg y Kohut caracterizan a los narcisistas como individuos con una historia infantil de relaciones sociales insatisfactorias que, como adultos, poseen una visión grandiosa del yo que fomenta una dependencia conflictiva de los demás.
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