El maltrato no siempre tiene forma de golpes, y el maltrato que ocurre dentro de una casa es muy difícil de ver por la sociedad porque los padres narcisistas se encargan demostrar una imagen perfecta ante la sociedad.
Y la víctima poco puede hacer. Creces en una familia de la que dependes para tu superviviencia y muchas veces no eres consciente del abuso porque quien abusa lo hace basándose en la confianza que le tienes y en su situación de poder hacia ti.
Pero hay madres y padres que maltratan a sus hijos sin infringirles un rasguño y dando la imagen de madres abnegadas a los demás.
Este post está dedicado a una gran amiga. A una mujer con el más bello corazón que se puede tener y a la que su madre nunca ha dejado brillar.
De joven siempre había creído que su madre era una maravilla, la envidiaba, la mía era gritona incluso delante de los demás, pero la suya era siempre correcta y atenta.
Pero hoy en nuestra madurez, al llegar al cenit de la vida y ver como sigue atada a su madre si tener una vida propia me mata de dolor.
Y es que no hace falta levantar la voz o pegar para maltratar, cuando una madre te mantiene sin dejar que desarrolles tu personalidad y que vivas con el sentimiento de culpa para no dejarla, eso es maltrato. Un maltrato silencioso, una violencia que no tiene límites y que se alarga y encrudece al envejecer la madre narcisista.
Hay madres que para controlarte emocionalmente acuden al victimismo.
En práctica, descargan su responsabilidad en ti y recurren al chantaje emocional, haciéndose pasar por la víctima de la situación. Se victimizan hasta el punto que terminas sintiéndote mal por tu comportamiento, cuando en realidad no has hecho nada malo.
El sentimiento de CULPA que crean en ti, te mantiene atrapada o atrapado en su tela de araña. La empatía que te caracteriza te hace caer en sus redes y, para no ser la mala o el villano de la película , eres más proclive a ceder a sus demandas. Así te manipula sin que seas consciente de ello.
Frases típicas de este tipo de manipulación emocional son: “con todo lo que he hecho por ti y así es como me pagas” o “me he sacrificado por ti y no lo consideras”.
En muchos casos el ser la víctima es la característica eterna de estas madres tóxicas. Es una manera que tienen de demandar atención. Son madres muchas PSICOSOMÁTICAS.
La Madre Psicosomática Narcisista es aquella que usa las enfermedades, achaques y dolores para manipular a sus hijos y salirse con la suya. Con sus continuos achaques busca que le presten continua atención. Que el mundo gire a su alrededor.
Se trata de un abuso emocional que la madre inflige a sus hijos. A través de sus enfermedades, reales, supuestas o creadas en su mente, lo que busca es el absoluto control de sus hijos.
Si los hijos no responden a las demandas, la madre se hace la víctima poniéndose más enferma todavía, sufriendo una crisis relacionada con la enfermedad o montando en cólera acusándoles de que no se ocupan de ella como debieran. Todas las tretas son pocas para redirigir la atención de los hijos y hacerles sentir culpable.
La madre juega a ser la eterna víctima para controlar a los hijos hasta el extremo de dejarles sin ningún tipo de relación social.
Lo más importante para esta madre psicosomática es que sus hijos estén ahí para cuidarla y ser su prioridad.
Es una manera de controlar hasta el extremo a una persona, de dejarla sin ningún tipo de relación social, aislada del mundo. Sus achaques impiden que sus hijos le dejen. Los mantiene atados a ella. Y si ve que intentan emprender vuelo, recae y vuelve a enfermar. Hace sentir culpable a sus hijos, para que nunca se les ocurra dejarla sola.
¿Crees que tu madre es psicosomática?,¿ tu madre se ha hecho la víctima toda tu vida para mantenerte pegada a ella?. Si es así, intenta recordar cuantas veces se ha inventado enfermedades o ha exagerado al sentirse mal no dejando que te alejaras de ella.
Se que es difícil aceptar que esto es maltrato ya que tendemos a relacionar maltrato solo con violencia física, además es lo único que has vivido. pero todas las personas tenemos derecho a tener nuestra vida y no le debemos la vida a nuestras madres.
Los hijos no nos pertenecen, nuestra labor es ayudarles a sacar a alas para que puedan volar y descubrir quienes son y su sentido en esta vida.