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El abuso narcisista: el abuso infantil que no deja huellas visibles pero destroza infancias

El abuso narcisista: el abuso infantil que no deja huellas visibles pero destroza infancias

El abuso narcisista es principalmente un abuso psicológico y emocional que no deja huellas visibles. Es un asalto a la identidad y a la psique de la víctima.

Cuando escuchamos  hablar de abuso, siempre pensamos en el uso de la violencia física o en una agresión sexual. Pero el abuso emocional o psicológico esta ahí, oculto porque se calla y no se ve. Sin embargo el abuso emocional destroza infancias y crea adultos rotos.

Pero la Organización Mundial de la Salud, no sólo contempla el abuso sexual como la única manera de denigrar, causar daños a la salud y a la dignidad de un menor.
Segun la OMS   El maltrato infantil se define como los abusos y la desatención de que son objeto los menores de 18 años, e incluye todos los tipos de maltrato físico o psicológico, abuso sexual, desatención, negligencia y explotación comercial o de otro tipo que causen o puedan causar un daño a la salud, desarrollo o dignidad del niño, o poner en peligro su supervivencia, en el contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder. La exposición a la violencia de pareja también se incluye a veces entre las formas de maltrato infantil.
El abuso emocional

Causa estrés y se asocia a trastornos del desarrollo cerebral temprano. Los casos extremos de estrés pueden alterar el desarrollo de los sistemas nervioso e inmunitario. En consecuencia, los adultos que han sufrido maltrato en la infancia corren mayor riesgo de sufrir problemas conductuales, físicos y mentales, tales como:

  • actos de violencia (como víctimas o perpetradores);
  • depresión;
  • consumo de tabaco;
  • obesidad;
  • comportamientos sexuales de alto riesgo;
  • embarazos no deseados;
  • consumo indebido de alcohol y drogas.
Parece que la mentalidad de la gente, incluídos muchos terapeutas «expertos» en abuso infantil, está en  solo considerar abuso, a la existencia de violencia, o agresión sexual.

Pero estamos infinidad de víctimas a las que se nos ha destrozado nuestras vidas porque hemos sido violadas emocionalmente. El maltrato emocional de nuestra madre nos ha roto como seres, y se nos complica tener una vida plena incluso en nuestra edad adulta. Somos niños que hemos sido humillados, acallados, aislados, invalidados, denigrados, … y que hemos crecido con el gran dolor de saber que tu madre no te quiere.

Es de entender, que seamos víctimas silenciosas y que nadie hable del abuso emocional infantil, porque vivimos en una sociedad de «culto» a la madre. Parece que mujer es sinónimo a madre, y madre  de amor.  Creemos que el amor de una madre a sus hijos es desinteresado y está por encima del amor a sí misma.

Casi nadie, se atreve a cuestionar a  uno de los tótemes fundamentales de todos los tiempos: la Madre. La que nos da la vida, a la que debemos honrar y respetar. Pero quién nos asegura que por el hecho de haber sacado de sus entrañas a un ser, una madre sea buena y atenta con su hijo. Quién nos asegura que el vínculo con nuestra madre sea constructivo y no destructivo.

Pues parece que la sociedad y los profesionales lo tienen asumido así y a los que cuestionan y acallan son  a las víctimas, niños indefensos que por los abusos terminamos siendo adultos rotos. Y esta creencia grabada en nuestras mentes hace que la sociedad de la espalda a muchas víctimas, que somos de esta manera doblemente victimizadas.

Por qué se necesita que la sociedad tome consciencia del Abuso Narcisista

Porque es un problema enorme sin embargo invisible. No sólo estan las mujeres que sufren los abusos de una pareja narcisista, si no aún peor, los niñ@s que son torturados por madres tóxicas.

Calcular el número de víctimas es casi imposible. Sin embargo a pesar de ser miles, no hay ninguna campaña gubernamental, ni financiación para ningún proyecto para ayudar a todas las víctimas del abuso narcisista.

Por eso es importante movilizarse y tratar de concienciar a la sociedad. Si se supiera de las consecuencias que dejan los abusadores narcisistas en las víctimas , estoy segura de que encontraríamos apoyo.

secuelas que padecemos las hijas de madres narcisistas o tóxicas

No presentamos signos o heridas externas, y cuando tratamos de encontrar la explicación de lo que nos pasa, nuestra madre nos vuelve a aplastar  gaseandonos (gaslighting). Nos hará creer que estamos locas, que no sabemos lo que decimos,…..

La visión sobre nosotras mismas queda distorsionada ya que no nos atribuimos el valor que tenemos y merecemos.  Crecemos creyendo que no valemos, que no sabemos,…crecemos invalidadas. (invalidación). La continua humillacíon, invalidación, falta de amor,… es uno de los peores maltratos infantiles que existe y nos deja a sus víctimas, hijas , con secuelas imborrables.

Nuestras heridas incluyen la depresión, estrés post traumático, miedo, inseguridad, bulimia, fibromialgia….y otras enfermedades físicas derivadas del estres con el que hemos crecido.

A pesar de que los moratones y los huesos se curan antes que el espiritu y la psique de una persona, el abuso narcisista tiende a pasar desapercibido porque no hay ninguna ley que castigue los juegos mentales como modo de torturar a una persona.

El único abuso infantil, no es el sexual, y los únicos abusadores no son sólo los hombres. En , muchos casos son nuestras madres las abusadoras y maltratadoras.

Nadie debería vivir así, con un agujero en el alma por el abuso  narcisista

Por eso es importante entrenar principalmente a médicos y profesores  para que puedan reconocer los síntomas del abuso narcisista. Ello evitaría que muchos niños crecieran siendo adultos rotos( con problemas de drogadicción, bebida, depresiones, bulimias, trastorno postraumatico, incluso agresores).

No dejemos a más niños prisioneros de los abusos invisibles de sus madres. #Simisheridasfueranvisibles tu actuarías.

Madre Psicosomática.  La madre tóxica que controla con su enfermedad

Madre Psicosomática. La madre tóxica que controla con su enfermedad

La Madre Psicosomática Narcisista es aquella que usa las enfermedades, achaques y dolores para manipular a sus hijos y salirse con la suya. Con sus continuos achaques busca que le presten continua atención. Se trata de un abuso emocional que la madre inflinge a sus hijos.  A través de sus enfermedades, reales, supuestas o creadas en su mente, lo que busca es el absoluto control de su hija o hijo. Si la hija no responde a las demandas, la madre se hace la víctima poniendose más enferma, sufriendo una crisis relacionada con la enfermedad  o montando en cólera acusandole de que no se ocupa de ella como debiera. Todas las tretas son pocas para redirigir la atención de la hija y hacerle sentir culpable. 
Lo más importante para esta madre psicosomática es que su hija esté ahí para cuidarla y ser su prioridad
Es una manera de controlar a su hija hasta el extremo, de dejarla sin ningún tipo de relación social, aislada del mundo. Sus achaques impiden que su hija le deje. La mantiene atada a ella. Y si ve que la hija intenta emprender vuelo, recae y vuelve a enfermar. Hace sentir culpable a su hija, para que nunca se le ocurra dejarla sola. Muchas de estas hijas no se dan cuenta que están siendo abusadas. La madre no les grita o humilla. Al revés utiliza buenas palabras. Por ello, son las madres tóxicas que más consiguen atar a sus hijas, ya que éstas en su mayoría no ven el maltrato y si lo hacen consideran que es demasiado tarde para dejar a su madre enferma. Alguna, como ha sido el caso de una persona que recientemente me ha pedido ayuda, se ha dado cuenta al ser ya muy mayor de la atadura con su madre. Al pasar la hija de los 60 años, y verse viviendo sola con su madre que realmente empieza a estar enferma por la vejez, se ha dado cuenta de que jamás ha hecho nada por su cuenta. No tiene amigas, ni estudios, ni un oficio. A entregado su vida a su madre. Empieza a sentir que no ha hecho nada en su vida.
Pero el sentimiento del deber hacia la madre es tan grande, que no se permiten el dejarlas y volar libremente.
Sin emabargo, para tí que te ves atrapada en esta situación decirte, que puedes conseguir dejar ese sentimiento de culpa a un lado y encontrarte a ti misma. Nunca es tarde para ser una misma y vivir. Todo nace con el deseo de querer hacerlo.
El hijo dorado. No es todo oro lo que reluce. El también es maltratado. Pero no tiene escapatoria.

El hijo dorado. No es todo oro lo que reluce. El también es maltratado. Pero no tiene escapatoria.

Dentro de una familia disfuncional donde tu madre era tóxica te ha tocado el papel de la mala, de hija rebelde: eres el chivo expiatorio. Has sido la grosera, la que ha hecho todo mal, la que ha recibido todas las culpas,… pero la que al final ha podido escapar. Eres la Scapegoat como se nos llama en Ingles, el chivo que escapa. La que rompre con el círculo del abuso, la que se atreve a decir basta ya. Y que por mucho que sufras y te cueste, eres la que consigue liberarse de su madre.

Tu hermano sin embargo, es el niño dorado. El hijo perfecto, al que tu madre aplaude, justifica sus errores, y recibe un trato especial. Tu madre lo ha hecho a su imagen y semejanza.

¿Pero tu crees que estos hijos dorados son felices?

Crees que estos niños que no tienen libertad para hacer lo que quieren, sino que tienen que ser buenos para recibir la aprobación de su mamá, crees que son felices.

Curiosamente, me estan últimamente llegando consultas de los «hijos buenos» y me esta ayudando a entender su perspectiva. Y creo que tú también debieras de saber por lo que pasan y quizá así de alguna manera poder ayudar a tu hermano, que a pesar de que tu madre haya intentado que sea tu enemigo, con su práctica de dividiros, triangulación, al final, es tu hermano.

Ser el hijo dorado no es una ventaja ni una bendición. Es el hijo que probablemente nunca podrá escapar de la familia disfuncional, con todo lo que eso implica. Estar sometido toda la vida a la voluntad de una made tóxica, hace que estos hijos dorados crezcan con sentimiento reprimidos.

Piensa que el control de la madre llega al punto donde no les permite tener relaciones con el sexo opuesto. Si ve que peligra el control que ejerce sobre su hijo, ella se mete en el medio, rompiendo la pareja.

Crees que todo eso no pasa factura en su psique. Todas esas veces que desde pequeño ha reprimido su voluntad, esa rabia esta guardada en su cuerpo. Muchos terminan expulsándola dándose a la bebida, drogas, o incluso soltando la rabia contra sus parejas.

Entender a los demás, en este caso a tu hermano puede que te sirva para ayudarlo.

Se que hay muchos hijos dorados que no tienen escapatoria. Están ya tan miementizados con la madre, que han aprendido a disfrutar controlando a los demás como su progenitora. Pero no es el caso de todos. Siempre podemos intentar ayudar.

El abuso emocional: sufrimiento silencioso y reprimido

El abuso emocional: sufrimiento silencioso y reprimido

Siempre digo que el abuso emocional infantil, a pesar de estar incluido en el encabezamiento de cualquier definición de abuso infantil, casi nadie habla de él. Está escondido. Pocos nos atrevemos a hablar en voz alta y decir que nuestra madre nos tortura emocionalmente. Y muchos menos aún son los que reconocen que hemos podido ser destrozados por una madre abusadora. Incluso hay terapeutas de salud mental que nos inmolan en sus consultas cuando tratan de que olvidemos lo sufrido ( que sigamos reprimiendo lo vivido, escondiendo bajo la alfombra el calvario vivido) y tratemos de vivir una vida nueva.

Parece que la mentalidad de la gente, incluídos terapeutas «expertos» en abuso infantil, está en  solo considerar abuso, a la existencia de violencia, o agresión sexual.

Pero estamos infinidad de víctimas a las que se nos ha destrozado nuestras vidas porque hemos sido violadas emocionalmente. El maltrato emocional de nuestra madre nos ha roto como seres, y se nos complica tener una vida plena incluso en nuestra edad adulta. Somos niños que hemos sido humillados, acallados, aislados, invalidados, denigrados, … y que hemos crecido con el gran dolor de saber que tu madre no te quiere.

Es de entender, que seamos víctimas silenciosas y que nadie hable del abuso emocional infantil, porque vivimos en una sociedad de «culto» a la madre. Parece que mujer es sinónimo a madre, y madre  de amor. Vivimos en una sociedad donde a toda madre se le presupone un instinto maternal. Presuponemos que una madre es amorosa, tierna y dulce con sus hijos. Creemos que el amor de una madre a sus hijos es desinteresado y está por encima del amor así misma. Incluso en la era de la tecnología en la que vivimos, donde la mujer ha conseguido lugares en la sociedad impensables hace 40 años, la creencia de que madre es sinónimo de ternura hacia sus hijos está en la mente de la mayoría.

Pero qué ocurre con esos hijos que hemos vivido, o todavía viven,  con madres narcisistas, tóxicas. Quien nos escucha, quien nos defiende, quien nos cree, quien nos apoya.

En los últimos siglos hemos experimentado el progreso de las libertades, el avance de la mujer en la sociedad, hemos derribado innumerables mitos que parecían imposible de caer. Pero casi nadie, se ha atrevido a cuestionar a  uno de los tótemes fundamentales de todos los tiempos: la Madre. La que nos da la vida, a la que debemos honrar y respetar. Pero quien nos asegura que por el hecho de haber sacado de sus entrañas a un ser, una madre sea buena y atenta con su hijo. Quien nos asegura que el vínculo con nuestra madre sea constructivo y no destructivo.

Pues parece que la sociedad y los profesionales lo tienen asumido así y a los que cuestionan y acallan son  a las víctimas, niños indefensos que por los abusos terminamos siendo adultos rotos. Y esta creencia ha sido instaurada y grabada en nuestras mentes y el seguir creyendo sin dudar en este totem de «madre amorosa» hace que la sociedad de la espalda a muchas víctimas que somos de esta manera doblemente victimizadas.

En esta sociedad donde la mujer esta luchando por ser respetada, se debiera también avanzar y abrir la mente, para no juzgar a aquel que no honra a su madre.

El cuarto mandamiento » honrarás y respetarás a tu padre y tu madre», resulta absolutamente destructivo para los que padecemos el abuso de una madre a la que la sociedad y nuestro entorno presupune buena sólo por el mero hecho de ser madre.

Todavía recuerdo la respuesta de la buena señora a la que de niña me abrí para hablar sobre lo mal que estaba porque mi madre no me quería y me pegaba. Aquella señora sin ella saberlo hundió mi alma a lo mas profundo de la oscuridad. » A veces las madres parece que nos enfadamos o os corregimos, pero tu mamá te quiere». Incluso no hace mucho tras publicar uno de mis post una señora me acusó de no comprender y de ser irrespetuosa con mi madre. Y que saben esas gentes que no han vivido la tortura diaria de una madre que destruye y que es consciente y que disfruta con lo que te está haciendo.

A mamá hay que quererla. Pero digo yo por qué he de querer yo a mi madre. El amor debería ser libre y no impuesto. Por qué he de amar yo a quien me ha humillado, insultado, pegado, me ha impedido mi crecimiento psicoafectivo correcto.

La supuesta obligación que los niños abusados emocionalmente tenemos de «querer» a nuestras madres de cara a los demás, hace que nuestras verdaderas emociones queden reprimidas.

El odio, rabia o dependencia excesiva hacia tu madre, crea adultos rotos ( padecemos depresiones, bulimia, problemas para relacionarnos socialmente, inseguridad, ansiedad,…) . Algunos crecemos como podemos y convivimos con nuestros fantasmas y no repetimos los patrones de nuestra madre torturadora. Pero otros muchos como prueba la historia, repiten los patrones de su madre y se convierten a su vez en madres tóxicas para sus hijos, perpetuando así el círculo vicioso. Pero hay víctimas que canalizan aún peor el dolor reprimido convirtiendose hasta en violadores y asesinos.

No lo digo solo yo, lo dice la historia y estudios realizados por profesionales.

  • Está el caso del asesino en serie Patrice Alegre, que violó y asesinó a numerosas mujeres. Patrice era el hijo de una prostituta que llevaba a los clientes a su casa y permitía al chico observarlo todo. Alegre reprimió el odio por su madre, y dio rienda suelta a ese odio con otras mujeres. Cuando estrangulaba a una mujer en realidad estaba en su inconsciente estrangulando a su madre. Prefirió matar antes que asumir la verdad.
  • Según un grupo de psicólogos españoles de la Universidad de Salamanca,  que durante tiempo han analizado, y hablado con multitud de abusadores, han llegado a la conclusión de que cuando los abusadores han sufrido algún tipo de maltrato o abusos sexuales de niños, la mayoría de estos criminales viola a sus víctimas antes de matarlas.Así lo recoge un estudio publicado en la revista European Psychiatry por investigadores de la Universidad de Salamanca. «El germen de estas conductas está basado en lo que les sucede a los futuros asesinos cuando son niños, el momento en el que la persona es más vulnerable y situaciones de maltrato y abusos pueden tener graves consecuencias«, señala Javier de Santiago, uno de los autores. Para llegar a esta conclusión, analizaron casos de varios países extraídos de fuentes muy variadas, como sentencias judiciales, informes policiales, entrevistas personales y material periodístico.
  • También estan los personajes históricos que han padecido la tortura emocional de una madre tóxica:
    • Marcel Proust, ensayista quien llego a escribir » prefiero tener ataques y gustarte a no tenerlos y no gustarte». Frase que describe muy bien el sinsentido de su relación con su madre. En otra carta le dice:»La verdad es que tan pronto como me encuentro bien tú lo destrozas todo hasta que vuelvo a sentirme mal, porque la vida que me procura una mejora a ti te produce irritación. Es triste que no pueda tener a la vez tu cariño y mi salud». Su aguda inteligencia le marcaba el camino de la verdad, pero la moral de la época le impidió rebelarse contra su madre, lo que le ocasionó una enfermiza y corta vida.
    • El poeta Rimbaud padeció una madre autoritaria que controlaba su vida . La reacción de Rimbaud ante este amor destructivo fue un profundo odio a sí mismo. Se consideró a sí mismo un monstruo, un homosexual vicioso. Trató de liberarse de la opresión materna por medio de las drogas, y sobre todo de la poesía. Pero fue en vano como su temprana muerte nos confirma.
    • La infancia de Hitler le atormento toda su vida. Su padre autoritario que le pegaba y le llamaba por un silbido le marco. Su madre era una mera observadora de los abusos y no supo o pudo protegerlo. Ese odio reprimido hacia sus padres le convirtio en un monstruo.

Por qué ntonces seguir silenciando el abuso emocional infantil Es que no contamos con pruebas y estudios suficientes que demuestran el daño irreversible que inflingen estas madres a sus hijos y de rebote a la sociedad. Por qué no terminamos con el tabú de Madre-persona buena, que tanto daño hace a la salud mental y la posibilidad de ser felices de tantos niños y adultos.

Terminemos con el abuso silencioso emocional.

Abramos por favor los ojos al abuso emocional que tantas madres hacen padecer a sus hijos. No podemos seguir mirando hacia otro lado. Dejemos de lado esa moral tradicional de deber y forzar el amor hacia una madre. Estamos en el siglo 21. Ya es hora de eliminar ciertas creencias que crean una sociedad dañada.

Destapemos a estas madres que imponen sus deseos a los de sus propios hijos. A estas madres tóxicas que rompen vidas, anulando a sus propios hijos y sin importarles el daño irreversible que les causan.

Blanche Monnier, la prisionera de Potiers. Hija de una madre tóxica

Corría un día del mes de mayo del año 1901 y el abogado general de la ciudad de París daba lectura a una carta anónima que contenía detalles espeluznantes sobre una casa apartada en las inmediaciones de Poiters. Según aquella carta redactada a mano, con buen vocabulario y caligrafía, una mujer era objeto de maltratos y vejaciones en este lugar.

El escrito no ofrecía demasiada información sobre la víctima, simplemente solicitaba que alguien hiciera algo, que se avisara a las autoridades pues estas atrocidades habían sucedido desde hacía 25 años. La carta decía lo siguiente:

“Sr. Abogado General.

Tengo el deber de informarle un grave problema. Me refiero a una señora que es mantenida cautiva en la casa de Madame Monnier en Poiters. Está hambrienta, harapienta y ha vivido entre su propia suciedad a lo largo del último cuarto de siglo. Algo debe hacerse”.

La mujer referida en la carta, Madame Monnier, era una viuda de 75 años cuyo nombre completo era Louise Monnier Demarconnay. Para casi todos sus vecinos la anciana era una ciudadana libre de cualquier sospecha. Era dueña de una mansión ubicada en un barrio próspero, y vivía acompañada de su hijo, Marcel. Emile, su finado esposo, había sido director de la facultad de arte de la localidad. Con 50 años, Marcel se desempeñaba como abogado y aspiraba al cargo de profesor en la comuna Puget-Théniers. Por donde se le viera, era una familia normal y con una vida bastante aburrida, jamás llamaron la atención y se habían ganado el respeto de sus conocidos, aunque se les consideraba muy reservados.

Las autoridades procedieron con escepticismo y cautela ante las acusaciones de la carta. Sin embargo, alguien recordó la existencia de Blanche, una hija de los Monnier que había desaparecido en circunstancias misteriosas. Blanche fue conocida como una joven “sumamente alegre y bien educada” con una “belleza excepcional y expresivos ojos azules”.

Quizá aquella carta había sido una broma de mal gusto. El tipo de grosería que una persona ociosa con malas intenciones suele hacer. Pero, ¿y si era verdad?

El asistente del abogado general, un hombre llamado Giroud, fue a realizar la inspección de rutina acompañado por dos oficiales. Al arribar a Poiters tocó a la puerta marcada con el número 21 en la calle Visitation. Tras insistir en repetidas ocasiones, una criada de aquella casa abrió la puerta solicitando disculpas por la tardanza. La mujer parecía muy nerviosa ante la presencia de aquellos hombres, sobre todo por los dos oficiales uniformados que exigían hablar con su empleadora. Curiosamente, el lugar estaba desordenado y sucio, pero aquello no despertó sospecha en los hombres que fueron llevados hasta una sala donde los recibiría Madame Monnier.

casa monnier

La anciana apareció casi media hora después apoyada por la sirvienta. Les dijo que no entendía el objetivo de aquella carta y que no eran más que calumnias en su contra. Los policías se convencieron, pero el asistente solicitó hacer una inspección a la vivienda afirmando que había algunas infracciones relativas a la instalación eléctrica. Madame Monnier le dijo que podía hacer la inspección con la condición de que no ingresara a las habitaciones para no perturbar la tranquilidad de los residentes, además debía ir acompañado por la sirvienta.

Giroud inspeccionó la casa, analizando cada rincón mientras los oficiales esperaban en la entrada. Al momento que inspeccionaba uno de los pasillos en el segundo piso, llegó hasta sus narices un olor nauseabundo proveniente de un ala de la enorme mansión que se encontraba bajo llave. Ordenó a la sirvienta que abriera la puerta pero esta se negó, advirtiéndole que llamaría a la patrona. Giroud fue más hábil y atrapó a la mujer para exigirle que le contara lo que estaba sucediendo pues parecía bastante claro que pretendían ocultar algo. La mujer se limitó a mirar la puerta y a decir que no tenía la culpa de lo que sucedía allí dentro. El asistente solicitó la presencia de los oficiales quienes derribaron la puerta que se encontraba firmemente atrancada.

Cuando la puerta cayó, el hedor penetró de lleno y casi los hace perder el sentido. Siguieron el rastro hasta una escalera que conducía al ático y que también estaba asegurado. Cuando retiraron el candado encontraron una habitación oscura y diminuta. Había una sola ventana cubierta por una pesada cortina que impedía el paso de la luz solar.

25 años en la oscuridad.

Removieron la cortina y solo así la luz del Sol llenó aquella habitación olvidada. Una chocante revelación sucedió a continuación:

En la esquina más oscura de ese lugar, cubierta por una sábana llena de inmundicia, se encontraba una mujer esquelética en posición fetal, descrita por los hombres como nada más que “piel y huesos”. Estaba completamente desnuda, recostada sobre un montón de paja atestada de orina y heces.

El hedor era insoportable. Trozos de pan, vegetales y carne habían formado una costra de residuos alrededor del cuerpo. Estaba presa a un grillete de hierro remachado a la pared que la sujetaba por el tobillo. La piel en la zona del pie era carne viva debido al contacto permanente con el metal. Al ver a los hombres gritó con demencia, aterrada por la presencia humana después de tanto tiempo.

Blanche Monnier en una cama de hospital

Pese a su decadencia física y mental, el asistente reconoció en aquellos ojos azules la identidad de Blanche Monnier. Tenía 49 años de edad y pesaba poco más de 42 kg.

Al momento en que apreció de lleno la condición de Blanche, uno de los oficiales perdió el conocimiento por la impresión. El asistente Giround y el oficial restante le retiraron la cadena, la envolvieron en una sábana limpia y la llevaron hasta el Hôtel-Dieu de París, el hospital más próximo. Mientras esto acontecía, Madame Monnier se mantuvo en sus aposentos. La encontraron horas después degustando un bocadillo y una taza de té, vestida con una cómoda bata de seda y unas pantuflas de terciopelo. Hacía frío aquel día en París y la chimenea tenía un fuego bastante decente. Cuando la policía le informó sobre su crimen, se limitó a solicitar que llamaran a su hijo.

Marcel ya había sido interceptado en la escuela donde pretendía impartir catedra. Lo escoltaron hasta la mansión de Poiters donde el abogado general empezó a interrogarlo. A partir de ese instante la perturbadora historia de Blanche Monnier empezó a ver la luz pública.

Una madre sin corazón.

Cuando estaba por cumplir sus veinte años, Blanche se enamoró perdidamente de un hombre mayor – un comerciante de poco estatus social. La familia se opuso a dicha relación y le exigieron a Blanche que abandonara su emprendimiento amoroso. Según los rumores, la dama tenía la intención de escapar y jurarle amor eterno a su amado en Marsella, donde pretendían establecerse.

Otros rumores dijeron que su aventura trajo como consecuencia un embarazo no deseado, mismo que su familia le obligó a interrumpir. Ante la negación de Blanche, y dándose cuenta que no podían hacer nada para evitar el enlace, Madame Monnier y su hijo pusieron en marcha un plan macabro.

Una noche, el par drogó a Blanche con láudano y la llevó hasta el ático de la mansión. Cuando despertó, su madre le informó que permanecería en aquel lugar hasta que aceptara romper su relación o casarse con quien ella le indicara. Según la apreciación de Madame Monnier, era cuestión de tiempo para que Blanche diera su brazo a torcer.

Pero Blanche jamás desistió.

Fue así que Madame Monnier mantuvo a su propia hija como prisionera en el ático de su casa en Poiters. Tras un intento frustrado de escape, a Blanche le pusieron el grillete de hierro. Una vez por semana, Marcel iba hasta el ático armado con una carta para caballo y le propinaba una golpiza a su hermana, según él como una forma de disciplinarla. Cuando la liberaron podían apreciarse las marcas de abuso y cicatrices por todo su cuerpo.

Las enfermedades y las heridas infectadas casi le quitan la vida en múltiples ocasiones. La alimentaban con las sobras de la comida que le eran pasadas por un agujero en el suelo. Las ratas la aterrorizaban día y noche, salían de todos los rincones de la habitación para disputarse su comida. Para hacer sus necesidades usaba un caudal rudimentario que muy a menudo se obstruía y la dejaba cubierta de residuos. Durante semanas nadie fue a visitarla, y como nadie respondía a sus pedidos de auxilio dejó de pedir ayuda.

El comerciante con quien ella deseaba casarse murió en 1885. Los Monnier le dijeron a todo mundo que Blanche se había ido de París a vivir con unos familiares. Después inventaron que se había matrimoniado con un importante juez de otra provincia, y después de algunos meses agregaron a su versión que la joven había desparecido en Marsella en un misterioso caso de secuestro. Los Monnier se limitaron a inventar historias para justificar la ausencia de la hija. Nadie sospechaba nada. Los empleados fueron despedidos y solo una mucama quedó a cargo de las tareas diarias. La casa se fue deteriorando poco a poco: la fachada estaba despintada, el patio sucio, el jardín cubierto de hierbas… tenía todo el aspecto de una típica casa embrujada. Pese a esto, a nadie le importaba lo que sucedía en el interior. Madame Monnier no recibía visitantes ni familiares y parecía no tener amistades.

 

Corrupción en la justicia del caso.

Madre e hijo fueron llevados a prisión tras el rescate de Blanche. A Madame Monnier la transfirieron a una prisión especial cuando descubrieron que tenía serios problemas cardiacos. Murió quince años después.

Por su complicidad y participación activa en el crimen, el juicio de Marcel comenzó en octubre de 1901. Argumentó que Blanche estaba demente y que era necesario mantenerla en aislamiento. Los testigos llamados por la corte contrariaron su defensa. Decenas de personas que habían conocido a Blanche afirmaron que su comportamiento era el de una persona perfectamente sana previo a su desaparición. Los vecinos afirmaron haber escuchado gritos en algunas ocasiones, pero jamás llegaron a imaginar que se tratara de una mujer prisionera. Nadie sospechaba que pudiera tratarse de Blanche.

En apenas cuatro días, Marcel fue encontrado culpable y sentenciado tan solo a 15 meses de prisión. Apeló la sentencia a comienzos de noviembre. Gracias a su influencia y amistades en los tribunales, obtuvo un perdón especial – una aberración de la justicia francesa que jamás llegó a ser explicada. Para el enojo de los ciudadanos, abandonó la prisión como un hombre libre. Tras sufrir la conducta hostil de los parisinos, Marcel se mudó a Niza.

Fue un hombre sumamente extraño, le producía placer procesar a las personas y recomendar sentencias pesadas. En el año de 1910 se vio involucrado en un caso de corrupción en la ciudad de Niza y fue condenado a un año de prisión en la Isla del Diablo. Algunos dicen que fue un sujeto sádico, metido en temas de necromancia y ocultismo. Aunque posiblemente tales afirmaciones fueron inventos de sus detractores. Nadie lo sabe con certeza, pero dicen que murió víctima de un incendio a pocos días de que murió su hermana.

El final de Blanche Monnier.

El primer diagnóstico que hicieron los médicos sobre Blanche Monnier no era nada alentador: su muerte parecía algo inevitable y la recuperación improbable. Además de los severos daños causados por la desnutrición y las enfermedades, no lograba adaptarse a la claridad.

Pero milagrosamente la condición de Blanche empezó a mejorar, gracias a la atención de médicos voluntarios que se mostraron comprometidos con el cuadro clínico tan delicado. Blanche recibió apoyo de individuos ricos de toda Europa: presidentes, celebridades e incluso miembros de la realeza le enviaron obsequios. El gobierno francés le ofreció una casa en París donde podría pasar sus últimos días de vida, además de una pensión mensual.

Sin embargo, pese a su mejoría física, jamás recuperó la cordura. Psiquiatras ilustres, como Sigmund Freud que apenas comenzaba su carrera, intentaron sacar a Blanche del pozo oscuro y pútrido donde había caído su mente. Jamás superó el trauma que supuso su encierro de 25 años, frecuentemente despertaba en medio de gritos creyendo que seguía encerrada, devorada por las ratas y cubierta de suciedad en aquella oscura habitación del ático.

Blanche Monnier logró experimentar 13 años más de una vida en libertad. Tuvo una muerte tranquila en un hospital psiquiátrico de París en 1914. Jamás se supo la identidad del remitente de la carta que terminó con la liberación de la prisionera de Poiters.

 

Podeis leer sobre esta historia en el www.confidencial.com

Triángulo Dramático de Karpman: cuando el perseguidor y el salvador son tu madre

Triángulo Dramático de Karpman: cuando el perseguidor y el salvador son tu madre

El triángulo dramático de Karpman es un modelo psicológico y social de la interacción humana en el análisis transaccional, descrito por primera vez por Stephen Karpman, en su artículo de 1968 «Fairy Tales and Script Drama Analysis».

El modelo propone tres papeles habituales psicológicos (o juegos de rol ) que la gente suele tomar en una situación:

  • Víctima: La persona que se considera, o acepta el papel de víctima.
  • Perseguidor: La persona que coacciona a las presiones, o persigue a la víctima
  • Salvador:El socorrista, o rescatador que interviene, aparentemente con un deseo de ayudar al más débil, o mejorar la situación.

Me imagino que reconoces estos roles si eres o has sido víctima de una madre tóxica.

Tu madre es la perseguidora, la que se siente con la potestad de poder juzgar tus comportamientos de una forma completamente libre y sin limitaciones.  Pero además también es muchas veces tu salvadora, yo lo arreglo, quien te va a querer como yo, se preocupa por ti. Y en el medio de este juego, donde tu madre desempeña los dos papeles de la buena y la mala, estas tú la víctima.

El triángulo dramático es uno de los muchos juegos psicológicos utilizados por las madres toxicas o narcisistas.

Lo que ocurre, cuando vamos a pedir ayuda a un terapeuta, es que estos están acostumbrados a relaciones donde los roles de perseguidores y salvadores, están representados por diferentes personas. Y en el caso de estas madres abusadoras, los roles se unen en la misma persona. Nos dan una de cal y otra de arena, y esa es una de las herramientas más potentes que tienen para mantenernos bajo su control y sin que podamos hacer mucho para escaparnos de esa situación.

Cuando claramente reconocemos el papel de perseguidora en nuestra madre : con todo lo que yo he hecho por tí, yo no haría eso, no vales para nada,….. , para poder querer salir del círculo del abuso y apartarnos de ella, nuestra querida madre toma entonces el papel de salvadora : estoy aquí para ayudarte, te quiero a mi manera,…. Es lo que también se conoce como Hoovering, trata de aspirarte para que no cortes las cadenas que te unen a ella , tu sigas siendo la víctima y ella siga surtiéndose de su «sangre o ego narcisista». Esto es , que ella siga siempre en control.

Recuerda que cuando tu madre se pone en el papel de salvadora, sólo lo hace para seguir manipulándote. Jamás lo siente, estas personas carecen de empatía.

Cuando te des cuenta del juego de tu madre, empieza a verte no como una víctima, sino como una superviviente. Una persona que ha sobrevivido a multitud de abusos, humillaciones, falta de amor,.. y que todavía esta viva y coleando y con ganas de vivir. Deja de interpretar el papel de víctima y alimentar a tu madre. Eres una superviviente que puede llegar donde quiera hacerlo, porque tu madre sin ella saberlo te ha hecho muy fuerte.

 

triangulo Karpman

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