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Siempre digo que el abuso emocional infantil, a pesar de estar incluido en el encabezamiento de cualquier definición de abuso infantil, casi nadie habla de él. Está escondido. Pocos nos atrevemos a hablar en voz alta y decir que nuestra madre nos tortura emocionalmente. Y muchos menos aún son los que reconocen que hemos podido ser destrozados por una madre abusadora. Incluso hay terapeutas de salud mental que nos inmolan en sus consultas cuando tratan de que olvidemos lo sufrido ( que sigamos reprimiendo lo vivido, escondiendo bajo la alfombra el calvario vivido) y tratemos de vivir una vida nueva.

Parece que la mentalidad de la gente, incluídos terapeutas «expertos» en abuso infantil, está en  solo considerar abuso, a la existencia de violencia, o agresión sexual.

Pero estamos infinidad de víctimas a las que se nos ha destrozado nuestras vidas porque hemos sido violadas emocionalmente. El maltrato emocional de nuestra madre nos ha roto como seres, y se nos complica tener una vida plena incluso en nuestra edad adulta. Somos niños que hemos sido humillados, acallados, aislados, invalidados, denigrados, … y que hemos crecido con el gran dolor de saber que tu madre no te quiere.

Es de entender, que seamos víctimas silenciosas y que nadie hable del abuso emocional infantil, porque vivimos en una sociedad de «culto» a la madre. Parece que mujer es sinónimo a madre, y madre  de amor. Vivimos en una sociedad donde a toda madre se le presupone un instinto maternal. Presuponemos que una madre es amorosa, tierna y dulce con sus hijos. Creemos que el amor de una madre a sus hijos es desinteresado y está por encima del amor así misma. Incluso en la era de la tecnología en la que vivimos, donde la mujer ha conseguido lugares en la sociedad impensables hace 40 años, la creencia de que madre es sinónimo de ternura hacia sus hijos está en la mente de la mayoría.

Pero qué ocurre con esos hijos que hemos vivido, o todavía viven,  con madres narcisistas, tóxicas. Quien nos escucha, quien nos defiende, quien nos cree, quien nos apoya.

En los últimos siglos hemos experimentado el progreso de las libertades, el avance de la mujer en la sociedad, hemos derribado innumerables mitos que parecían imposible de caer. Pero casi nadie, se ha atrevido a cuestionar a  uno de los tótemes fundamentales de todos los tiempos: la Madre. La que nos da la vida, a la que debemos honrar y respetar. Pero quien nos asegura que por el hecho de haber sacado de sus entrañas a un ser, una madre sea buena y atenta con su hijo. Quien nos asegura que el vínculo con nuestra madre sea constructivo y no destructivo.

Pues parece que la sociedad y los profesionales lo tienen asumido así y a los que cuestionan y acallan son  a las víctimas, niños indefensos que por los abusos terminamos siendo adultos rotos. Y esta creencia ha sido instaurada y grabada en nuestras mentes y el seguir creyendo sin dudar en este totem de «madre amorosa» hace que la sociedad de la espalda a muchas víctimas que somos de esta manera doblemente victimizadas.

En esta sociedad donde la mujer esta luchando por ser respetada, se debiera también avanzar y abrir la mente, para no juzgar a aquel que no honra a su madre.

El cuarto mandamiento » honrarás y respetarás a tu padre y tu madre», resulta absolutamente destructivo para los que padecemos el abuso de una madre a la que la sociedad y nuestro entorno presupune buena sólo por el mero hecho de ser madre.

Todavía recuerdo la respuesta de la buena señora a la que de niña me abrí para hablar sobre lo mal que estaba porque mi madre no me quería y me pegaba. Aquella señora sin ella saberlo hundió mi alma a lo mas profundo de la oscuridad. » A veces las madres parece que nos enfadamos o os corregimos, pero tu mamá te quiere». Incluso no hace mucho tras publicar uno de mis post una señora me acusó de no comprender y de ser irrespetuosa con mi madre. Y que saben esas gentes que no han vivido la tortura diaria de una madre que destruye y que es consciente y que disfruta con lo que te está haciendo.

A mamá hay que quererla. Pero digo yo por qué he de querer yo a mi madre. El amor debería ser libre y no impuesto. Por qué he de amar yo a quien me ha humillado, insultado, pegado, me ha impedido mi crecimiento psicoafectivo correcto.

La supuesta obligación que los niños abusados emocionalmente tenemos de «querer» a nuestras madres de cara a los demás, hace que nuestras verdaderas emociones queden reprimidas.

El odio, rabia o dependencia excesiva hacia tu madre, crea adultos rotos ( padecemos depresiones, bulimia, problemas para relacionarnos socialmente, inseguridad, ansiedad,…) . Algunos crecemos como podemos y convivimos con nuestros fantasmas y no repetimos los patrones de nuestra madre torturadora. Pero otros muchos como prueba la historia, repiten los patrones de su madre y se convierten a su vez en madres tóxicas para sus hijos, perpetuando así el círculo vicioso. Pero hay víctimas que canalizan aún peor el dolor reprimido convirtiendose hasta en violadores y asesinos.

No lo digo solo yo, lo dice la historia y estudios realizados por profesionales.

  • Está el caso del asesino en serie Patrice Alegre, que violó y asesinó a numerosas mujeres. Patrice era el hijo de una prostituta que llevaba a los clientes a su casa y permitía al chico observarlo todo. Alegre reprimió el odio por su madre, y dio rienda suelta a ese odio con otras mujeres. Cuando estrangulaba a una mujer en realidad estaba en su inconsciente estrangulando a su madre. Prefirió matar antes que asumir la verdad.
  • Según un grupo de psicólogos españoles de la Universidad de Salamanca,  que durante tiempo han analizado, y hablado con multitud de abusadores, han llegado a la conclusión de que cuando los abusadores han sufrido algún tipo de maltrato o abusos sexuales de niños, la mayoría de estos criminales viola a sus víctimas antes de matarlas.Así lo recoge un estudio publicado en la revista European Psychiatry por investigadores de la Universidad de Salamanca. «El germen de estas conductas está basado en lo que les sucede a los futuros asesinos cuando son niños, el momento en el que la persona es más vulnerable y situaciones de maltrato y abusos pueden tener graves consecuencias«, señala Javier de Santiago, uno de los autores. Para llegar a esta conclusión, analizaron casos de varios países extraídos de fuentes muy variadas, como sentencias judiciales, informes policiales, entrevistas personales y material periodístico.
  • También estan los personajes históricos que han padecido la tortura emocional de una madre tóxica:
    • Marcel Proust, ensayista quien llego a escribir » prefiero tener ataques y gustarte a no tenerlos y no gustarte». Frase que describe muy bien el sinsentido de su relación con su madre. En otra carta le dice:»La verdad es que tan pronto como me encuentro bien tú lo destrozas todo hasta que vuelvo a sentirme mal, porque la vida que me procura una mejora a ti te produce irritación. Es triste que no pueda tener a la vez tu cariño y mi salud». Su aguda inteligencia le marcaba el camino de la verdad, pero la moral de la época le impidió rebelarse contra su madre, lo que le ocasionó una enfermiza y corta vida.
    • El poeta Rimbaud padeció una madre autoritaria que controlaba su vida . La reacción de Rimbaud ante este amor destructivo fue un profundo odio a sí mismo. Se consideró a sí mismo un monstruo, un homosexual vicioso. Trató de liberarse de la opresión materna por medio de las drogas, y sobre todo de la poesía. Pero fue en vano como su temprana muerte nos confirma.
    • La infancia de Hitler le atormento toda su vida. Su padre autoritario que le pegaba y le llamaba por un silbido le marco. Su madre era una mera observadora de los abusos y no supo o pudo protegerlo. Ese odio reprimido hacia sus padres le convirtio en un monstruo.

Por qué ntonces seguir silenciando el abuso emocional infantil Es que no contamos con pruebas y estudios suficientes que demuestran el daño irreversible que inflingen estas madres a sus hijos y de rebote a la sociedad. Por qué no terminamos con el tabú de Madre-persona buena, que tanto daño hace a la salud mental y la posibilidad de ser felices de tantos niños y adultos.

Terminemos con el abuso silencioso emocional.

Abramos por favor los ojos al abuso emocional que tantas madres hacen padecer a sus hijos. No podemos seguir mirando hacia otro lado. Dejemos de lado esa moral tradicional de deber y forzar el amor hacia una madre. Estamos en el siglo 21. Ya es hora de eliminar ciertas creencias que crean una sociedad dañada.

Destapemos a estas madres que imponen sus deseos a los de sus propios hijos. A estas madres tóxicas que rompen vidas, anulando a sus propios hijos y sin importarles el daño irreversible que les causan.

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