Invalidación es rechazar, ignorar, burlarse, juzgar, o disminuir los sentimientos o las acciones de alguna persona. Descalificar.
Es uno de las formas de abuso psicológico más dañinas. También se le conoce como suprimir. Y por lo tanto una persona que invalida es un supresor.
La madre toxica es una maestra de la Invalidacion. A través de ella, esta madre abusiva trata de evitar que su hija sea tal cual es.
Nuestra madre siempre ha contradecido nuestros razonamientos y sentimientos, con lo cual hemos crecido pensando que estos estaban mal. Imaginate, lo que esto crea en una mente.
Un niño, sensible por su edad y naturaleza, que es invalidado repetidamente se convierte en un niño confundido. Pierde confianza en sus propios sentimientos. Pierde uso de su cerebro emocional – y el cerebro emocional es una de las herramientas básicas para la supervivencia. Para adaptarse a este ambiente insano, la relación entre sus pensamientos y sus sentimientos se malogra. Sus respuestas emocionales, su manejo y emocional probablemente serán dañados gravemente, y quizás permanentemente. Las respuestas emocionales que funcionaron para ayudarle cuando era niño pueden funcionar contra el mismo cuando es un adulto. Por ejemplo, una niña que no recibía comprensión en la familia puede aprender a irse a su cuarto para llorar sola. Esto es su manera de sobrevivir. Pero cuando ella es una adulta y tiene problemas con su pareja es mejor conversar con él en vez de salir y llorar sola.
Ejemplos de Invalidación que la madre tóxica utiliza
- Deja de llorar, o te pego.
- Con todo lo que he hecho por tí
- No vales para nada
- No te va a querer nadie
- ¡Cambia tu ánimo!
- ¡Vete a gritar/llorar a otra parte!
- Que mal carácter, nadie va a querer estar contigo
- Ya estás armando un drama.
- No luchas lo suficiente.
- No eres responsable.
- Tu cuarto es un desastre
- Pareces un adefesio (aunque ese dia lleves tu mejor ropa).
- Eres muy torpe.
- Siempre te equivocas.
- Nunca te concentras.
- Lárgate.
- Cállate.
- Cálmate.
- Ya pasó.
- No me molestes.
- No me amargues.
- Estás exagerando.
- Es una tontería por lo que lloras.
- Pudiste haberlo hecho mejor.
- Solo das problemas
- Es por tu culpa
La invalidación infantil tiene dos características principales:
- La primera es que le dice al niño que está mal y equivocado tanto en su descripción como en el análisis de su propia experiencia: Particularmente en su punto de vista de lo que está causando sus emociones, creencias y acciones.
- La segunda, el niño atribuye su experiencia a rasgos de personalidad que no son socialmente aceptados.
La invalidación crónica puede llevar a la auto-invalidación y auto-desconfianza a nivel subconsciente, y al sentimiento de “yo no importo”.
Un ambiente de invalidación es aquél donde la comunicación de experiencias privadas e íntimas es recibida por respuestas erráticas, inapropiadas o extremas. En otras palabras, lo dicho de una experiencia íntima o privada no es validado, en su lugar es castigado y/o trivializado. La experiencia de emociones dolorosas es negada. La interpretación que hace el individuo de su propia conducta, incluyendo la intención y motivación de la misma, es descartada.
Una forma de invalidar muy común de las madres tóxicas, es la de no valorar dones y logros de sus hijas. Lo más que “regalan” es una comparación con sus propios logros, disminuyendo con esto los de la hija.
La invalidación nos deja a las hijas de madres tóxicas, llenas de dudas. Llegamos a una edad adulta sin confiar en nuestros propios sentimientos tantas veces vapuleados. Porque cómo vamos a saber si lo que creemos que esta bien en realidad lo esta? Nuestra madre siempre ha contradecido nuestros razonamientos y sentimientos, con lo cual hemos crecido pensando que estos estaban mal. Imaginate, lo que esto crea en una mente. Crecemos incluso pensando que estamos mal de la cabeza. Por eso buscamos alguien que nos reafirme en nuestras decisiones, ya que somos incapaces de tomarlas, aun siendo simples porque nuestra madre nos enseñó a no confiar en nosotras mismas.
Dudamos de nuestra propia sombra. El terrorismo emocional de una madre tóxica, es indescreptible.